Descubrí a mi padre mirándome y muerto de risa porque yo llevaba el vestido del revés.
No me di cuenta hasta que llegamos al piso de mis tíos y me miré en el espejo del ascensor. Entonces vi que llevaba del revés el vestido y la etiqueta recolgando por detrás.
Desde ese día no me he vuelto a vestir deprisa.
Autora: Ainoa Montero Gallego
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