viernes

VISITA A MÉRIDA (4/12/2012)

YERUSOK CONOCE A SU BISNIETO



 Beatriz
 Pasaron los años y Faygal y su hijo Mayarik  decidieron volver a visitar a Yerusok antes de la llegada del invierno, pues para entonces todo estaría nevado.
Al día siguiente, cuando Mayarik estaba despidiéndose de su mujer, esta le dio una gran sorpresa… ¡Estaba embarazada! La gran noticia retrasaría el viaje. Pasó el tiempo y, al final, por una cosa o por otra, el viaje se aplazó y se aplazó.
Transcurrieron los meses, los años y, sin darse cuenta, Erik, el hijo de Mayarik, acababa de cumplir 17 años y quería seguir el ejemplo de su padre y de su abuelo: ir a buscar fortuna. Fue entonces cuando Mayarik y Faygal aprovecharon la partida de Erik para viajar ellos a visitar, por fin, a Yerusok.
Después de andar buscando fortuna, Erik no encontró nada y marchó de vuelta a casa, pero antes tenía que comer algo o, si no, moriría de hambre. Buscó y buscó hasta que, al final, encontró una casa. Erik llamó a la puerta. Pasaron los minutos y nadie abría.
Cuando el joven decidió marcharse, un hombre muy mayor lo saludó. Erik le respondió:
-¡Hola, señor! ¿Le importaría que entrara en su casa y comiera un poco?
El anciano, que en realidad era Yerusok, su bisabuelo, le contestó amablemente:
-Pase, pase, yo le prepararé algo de comer.
Al rato, dos hombres aparecieron por el horizonte y entraron en la casa.
-¡Erik, hijo mío! –exclamó Mayarik emocionado.
-¡Papá! ¡Cuánto tiempo sin verte! –dijo Erik abrazando a su padre.
Y entonces, el joven miró a los tres hombres que tenía delante y comentó:
-¡Ah, ya entiendo! Tú eres mi bisabuelo Yerusok.
Todos se abrazaron y comieron juntos como una gran familia.

lunes

RAMÓN LAMOTE Y SUS PROBLEMAS EN LA ESCALERA



 Gonzalo Francisco
Cuando Ramón Lamote salió de dar su clase, ¡no se lo podía creer! Allí estaba otra vez, sentada en la escalera, la señora María. 
Hola de nuevo! dijo Lamote.
-Buenas tardes respondió la señora María un poco seria.
-¡Voy a llegar tarde a casa! penLamote.
Y, enseguida, le indicó a la mujer:
-Perdone, pero tengo que ir a casa.
-¿Dónde vive usted? le pregun la señora.
-En la Avenida del Álamo, pisos Arroyo, nº 3.
-Pues yo vivo en la Urbanización Joyas de la Corona”, nº 1, Bajo B y mi hija Maribel y mi yerno Eulogio Pina viven en el 1º D comen la señora María.
Ah! Me parece muy bien. A todo esto, ¿qué hace usted otra vez aquí? pregun Lamote.
-Pues que tenemos un inquilino en el edificio que es veterinario y mi marido le ha traído al gato Simba, a la gata Barbie, a sus crías, al perro de raza pomerania Valentín, al canario Manolito, a la canaria Lola, a la conejita Mira, al conejito Borc y a la pitón Raimundo le con la mujer.
En ese momento llegaron Maribel y Eulogio Pina, la hija y el yerno de la señora María.
Hola, hijos! saludó María.
Hola, mamá! ¿Quién es este? preguntó la hija.
-Es un señor un poco raro contestó la madre.
Fue entonces cuando apareció, bajando por la escalera, el marido de la señora María con todas sus mascotas. Al llegar abajo se quedó parado junto al resto de su familia.
-Tengo que ir a casa –volvió a repetir Lamote con tono desesperado.
Tras hablar un rato, intentando pedirles amablemente que se quitaran del medio, Lamote se enfa y dijo alzando la voz:
Ya está bien! ¿Quieren hacer el favor de apartarse?
Tras un momento de silencio sepulcral, la señora María dijo:
-Pues claro, ¿por qno lo ha dicho usted antes?
Fue entonces cuando Ramón Lamote se dio cuenta que hubiera sido más fácil decirles directamente que se quitaran.